En febrero de 2017 varios incendios ardieron en diferentes lugares de Chile. El calor y el viento de verano ayudaron a que el fuego cruzara carreteras y cortafuegos. Uno de los lugares mas afectados fue el área del rio Maule, una región dedicada en gran medida a la industria maderera. Santa Olga es una población que resultó completamente consumida por el incendio transformándose en un caso emblemático no solo por la tragedia sino por los esfuerzos puestos en su reconstrucción.
El pueblo había surgido como un asentamiento informal para trabajadores de las madereras entre el camino a Constitución y el rio Purapel. Con los años llegaron a haber unas 400 casas albergando a mas de 1800 personas.
El proyecto para el parque es parte de las iniciativas para la reconstrucción del pueblo liderado por el gobierno y ocupa una ladera empinada que cae al rio Purapel al norte del pueblo donde solían haber unas 30 casas.
Después del incendio el terreno de 1,5ha parecía una buena oportunidad para crear un lugar de esparcimiento y encuentro entre la gente y la naturaleza además de una buena forma de evitar que se volviera a ocupar ilegalmente.
Una nueva mirada de la Naturaleza
El área esta rodeada por plantaciones de pino y eucaliptus. La actividad maderera ha sostenido la economía de la región por muchos años pero también ha destruido la riqueza del balance natural de la flora y fauna nativa. Los jardines del parque están diseñados para permitir que la naturaleza inicie un proceso de reconstrucción por si misma; las especies plantadas hoy mejorarán la tierra para permitir que nuevas especies colonicen con la ayuda de insectos y aves. El trazado de los senderos y jardines serpentea por la pendiente encontrando ocasionalmente amapolas, rosas o plantas de algún huerto perteneciente a las casas quemadas.
Espacio Publico y Madera
El nuevo trazado para el pueblo carecía de un espacio público con vocación cívica. Parte del encargo sugería la construcción de espacios públicos que permitieran el encuentro social y la contemplación de la naturaleza. La construcción de una gran superficie plana parecía como una respuesta clara al encargo.
La Pasarela del parque Santa Olga es una plataforma que recuerda la sensación de los muelles en desuso en California reinventados como espacio público; una pista de 5mt de ancho y 80 de largo que termina en voladizo a 40mt de altura sobre la quebrada del rio Purapel.
Un tejido hecho con viguetas de madera laminada elaborados con tecnología de corte por control numérico servirá de guía para enredaderas dando sombra a una sección del recorrido mientras el final se ha dejado al descubierto permitiendo una percepción mas pura del lugar, la altura y la naturaleza acentuada por el viento y el sonido del agua.